Aun sabiendo que los viajes en autobús son un infierno, era ahora o nunca, había postergado la fecha del encuentro y ya no podía posponerlo, era mi primer viaje sola, esperaba solo no tener problemas con una ciudad completamente desconocida, trate de comportarme lo más normal posible, la espera de media hora me tenia agotada, tenía miedo de no saber reconocerla, y de quedar mal a la primera impresión, el calor me agotaba, mi celular sonó, salí de la central me subí a su auto, y fue verla una vez más, no por una webcam sino en propia carne, tenia curiosidad, quería saber si todo lo que sentía desprender de ella por una webcam era producto de mi imaginación o en verdad era ella, teniéndola a lado en su primer saludo, me quede satisfecha, no era mi imaginación y si, definitivamente me agradaba, me agradaba y mucho. Comenzó el recorrido por la ciudad, me sentía esponja marina, quería atrapar todo, los aromas, el propio aire, la ciudad completa, ella no paraba de hablar de dar indicaciones del lugar de donde estaba por dónde íbamos, no podía retener la información, no quería, quería que mis sentidos absorbieran todo menos datos, no quería tener el encuentro grabado en mi mente lleno de datos, quería guardarme toda mi visita en los sentidos. Me sentí en confianza, comencé a ser yo, y sin dar algún otra señal, pedí ir al café, era bastante tarde, y aun así se mostro complaciente, no dio señales de molestia, la vista seguía siendo maravillosa, aun me sentía tímida, podía sentir toda la ciudad, podía sentirla a ella como siempre, como si estuviera en la webcam, pero no sentía venir ninguna señal de que deseara en verdad estar conmigo en otras condiciones. Completamente en territorio ajeno, me deje llevar, las primeras calles me siguieron extasiando, suelo llegar a parecer complicada y exigente, pero hay muchos detalles que suelen pasar desapercibidos que yo siempre aprecio, note que estaba nerviosa caminaba más aprisa que yo, no sabía si le incomodaba mi entusiasmo por el lugar, o que era lo que pasaba por ella. Y paso el tiempo, salimos entramos.
El tiempo siguió, estábamos por fin abriendo la puerta de la habitación que ella reservo, estábamos solas, no podía pedirle nada, no quería pedirle nada, espere a sentirla cómoda, tenia señales pero ninguna directa, estábamos cerca, estábamos lejos, no podía besarla, no quería parecer desesperada, no quería que pareciera juego, quería estar ahí, quería esta con ella, pero no quería hacer un acto mecánico, ni un truco vulgar, después de una última pregunta me besó. Y mientras lo escribo lo recuerdo, un beso cálido, me beso suave, como si me conociera, como si me quisiera, no sentía curiosidad en ella, no sentía ni la mínima intensión de juego, me beso suave, me beso suave, y creo que pude haberme quedado ahí, comencé mi parte, me extasié tanto que mis manos entorpecieron, mi mente procesaba sus movimientos, mi boca sentía sus besos, mi lengua se extrañaba de tener el sabor de un cigarro, mi cuerpo sentía su calor, mi calor, la emoción. Cuando sus besos bajaron, y sus manos apoyaban a que mi cuerpo se extasiara, me deje morir. Le agradecí con besos, estaba ahí, y notaba su emoción por estar a mi lado, sus ojos, su sonrisa, llegue a ella por debajo de las sabanas, otro sabor, pero mi lengua reconocía que todo estaba bien, su humedad su sabor, sus gemidos: externo su “lentitud” no me preocupaba nunca estuve ahí para apurarla, ni siquiera esperaba que terminara, quería tenerla, quería besarla, quería llenarla, y se sintiera satisfecha, me dejo agotada, eran demasiadas las emociones, de una extraña manera mi cuerpo termino arqueándose sobre ella, como nunca lo había hecho, y ahí, no solo quede sorprendida de mi cuerpo “lento” si no de ella, ya no estábamos ahí cumpliendo protocolos, estábamos haciendo gozar los cuerpos, sin preguntas, sin preocupaciones, todo estaba bien. Grabo en mi mente sus manos, su espalda, sus besos siempre cálidos, su mirada, su emoción.
Nos alcanzo la madrugada, facellimos por un momento, no voy a olvidar cuando abrió sus ojos, vi adentro de ella, vi lo que quería, vi lo que era, vi ternura; porque no podíamos ser otra cosa?, que estábamos haciendo? Era sorpréndete esa mirada ese cuerpo que me deseaba, así como nos alcanzo la madrugada nos alcanzo mas el día, teníamos que irnos. Quería morir de hambre primero antes de soltarla, y sin embargo el tiempo había terminado, me beso antes de salir de la habitación, y desde antes de eso mis ojos solo recordaban su mirada al despertar, esa me la guarde en el corazón porque pocas veces he visto una mirada que me llenara tanto.
Y retrocedió el tiempo estábamos de nuevo en la ciudad paseando, reconociéndola, pero ya no era igual, ya no estaba sentada en su auto con la expectativa de que pasará, estaba a su lado sintiendo sus mano rozarme, me alagaba cada intensión de ella de querer seguir a mi lado, hasta que la despedida se hizo inevitable, subí al autobús de la misma manera que me despedí de mi novia llegue a saludarla, como si no hubiera pasado nada, como si solo hubiera ido a conocer a una vieja amiga. Te contienes la explosión de sentimientos que traes dentro y sigues con tu vida pero no evitas recordar la explosion de sentimientos.
3 comentarios:
Genial, debo reconocer que me encantó leer la otra parte de la historia.
wuau!! la brdad k padre lo relatast t felicito!! m absorbio por completo la historia!!
°°yEsSi°°
Que padre, no?... saber que existen esos momentitos de felicidad en éxtasis que puedes recordar siempre, lamentablemente la felicidad es momentánea, sino no seria felicidad.
Hay monjilla! eres Barbara! me encanta tu blog mas el hecho de saber que eres monja :O es como cruzar la linea.
Publicar un comentario