
En la tarde la madre superiora nos dejo salir del convento, quizá ya no quiso que estuviera persiguiendo novicias por los jardines, así que me mandó por café al Starbucks más cercano, es decir, al otro lado de la ciudad... allí voy yo con todo y mi hábito, sufriendo de calor y del tráfico, llegue al dicho lugar y mientras mis neuronas reaccionan y reflexionaban sobre lo que iban a querer y hacía un esfuerzo por recordar que me habían pedido me quedo viendo fijamente un anuncio de una bebida nueva... ahí estoy yo pensando en voz alta sobre esa bebida.. cuando una de las dependientes que ni siquiera había visto me contesta que esa bebida es especial... inmediatamente me sonrojo, es muy bonita y tiene una voz hermosa y me dio pena que pensara que la estaba viendo a ella tan fijamente... me sonrió... y me sonroje aún mas... casi me babeo... casi le pido su teléfono.. pero me aguante... me sonroje y sentí una cosa rara en el estomago... pero me contuve... me sonreí y le agradecí la información... ahhhh... estas malditas hormonas...
